30 de septiembre de 2011

¿Adiós o hasta pronto?

Cuando se muere un ser querido no sientes nada y a la vez sientes todo. Unos lloran por la pérdida, otros simplemente se bloquean y no pueden soltar ni una lágrima. Es duro pensar que ya no volveras a ver a esa persona en este mundo nunca más. Solo quedan los recuerdos y te aferras a ellos como si fueran a desaparecer, porque sin ellos no queda nada, solo un vacío muy grande. Pero si algo es cierto, es que el tiempo lo cura todo, o casi todo.

No nos podemos quedar ahí, hay que avanzar, porque aunque creamos que el mundo se ha parado a nuestro alrededor el hecho es que la vida sigue. Nosotros seguimos en este mundo, con sus cosas malas pero a la vez maravilloso, el mundo de las lecciones de la vida porque con cada paso que damos vamos aprendiendo. Y una de las lecciones es aprender a decir adiós.

En algunas culturas si dices lo siento a un pariente de un fallecido te dirán ¿por qué? y es que para ellos la muerte es el paso a un mundo mejor, en el que no existe ni el tiempo ni el espacio. Ellos celebran la muerte, y no precisamente porque sean sádicos, sino porque la ven como un renacimiento. Nuestro ser querido ha pasado a una mejor vida.

Vivimos en un mundo materialista, nos aferramos con todas nuestra fuerzas a él y nos olvidamos de la espiritualidad, del alma, que en definitiva es lo más importante. Entonces, si aprendemos a no ser tan materialistas y vemos la vida de otra forma mucho más profunda,  ¿por qué decir adiós en vez de hasta pronto?




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